La combinación entre pérdida del poder adquisitivo y la apertura de importaciones comienza a sentirse con fuerza en sectores sensibles de la economía nacional. Uno de los casos más recientes se registra en la planta de Textilana, una de las principales fábricas textiles de Mar del Plata que provee a marcas icónicas como Mauro Sergio y Kosiuko, donde ya se confirmaron 20 despidos y crecen los temores de que la cifra aumente en las próximas semanas.
La referente de los trabajadores de Textilana, María Demateis, aseguró que “están despidiendo gente, a los de menor antigüedad”, y explicó que “la falta de producción, las menores ventas durante este invierno y el ingreso de mercadería importada” llevaron a la empresa a quedar con un alto nivel de sobrestock. Según indicó, hasta ahora se contabilizan 20 desvinculaciones, mientras que aproximadamente 250 empleados continúan en funciones.
El caso de Textilana no es nuevo: en 2022 ya había sido escenario de un recorte de personal que afectó a medio centenar de trabajadores. La situación actual, sin embargo, se enmarca en un contexto de mayor tensión generalizada en el mercado laboral, donde los recortes suelen ser una de las primeras respuestas ante la caída de la demanda.
Desde la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP) advierten mes a mes sobre la baja sostenida del consumo, lo que impacta en la actividad comercial e industrial y termina traduciéndose en una reducción de puestos de trabajo.
A pesar del clima de incertidumbre, hasta el momento no se han impulsado medidas de fuerza dentro de la planta ubicada sobre la Ruta 88, ni se han solicitado audiencias formales ante el Ministerio de Trabajo por parte del sindicato que representa a los trabajadores.
La expectativa en el sector es cautelosa, pero crece la preocupación sobre qué tan profunda será esta nueva etapa de ajuste en una industria que históricamente ha sido de las más vulnerables a los vaivenes de la economía nacional.
